28/2/2021
En la presente reseña se detalla una exhaustiva información sobre todo el recorrido, con especial énfasis en el lugar conocido como la Laguna Grande, el centro de visitantes de Juego de Bolas, el recorrido entre Contadero y las Mimbreras, el paso por la pista entre este último lugar y Meriga, así como algunas referencias sobre el pavoroso incendio forestal del año 2012.
El martes pasado, 23 de febrero, hice un recorrido estupendo, partiendo del centro de visitantes de Juego de Bolas, en la cercanía de Las Rosas, y subiendo por un sendero que pasa por el mirador de la montaña o el lomo del dinero, hasta el Raso del Quebradón, punto a partir del cual, la carretera secundaria que une el centro de visitantes con La Laguna Grande absorbió, en gran parte, el camino llamado del Sur, que servía para conectar los pueblos del norte (Agulo, Hermigua) con el sur de la isla.
He tratado de averiguar por qué se denomina montaña del dinero a la zona que alberga ese espléndido mirador, desde el que se puede apreciar una gran extensión de la selva gomera, en su vertiente septentrional (Meriga, Los Aceviños y El Cedro). Al parecer, existe una historia al respecto, no bien definida, si auténtica o legendaria, en torno al uso de dicho lugar para guardar una cantidad importante de dinero, en tiempos pretéritos, por parte de alguien, supuestamente algún indiano, sin haber podido recabar otros detalles sobre la misma.
Por esta carretera llegué hasta el centro recreativo denominado Laguna Grande, un claro en el bosque, de entre 150 y 200 metros de diámetro, según mi cálculo, a ojo, que adquiere la denominación dicha porque en época de lluvias, efectivamente, se configura una laguna en su seno, la que, precisamente, evita la conformación boscosa. Otras zonas del bosque en las que ocurren fenómenos semejantes configuran entornos, en la actualidad poco conocidos, pero antaño identificados como la laguna chica y la laguna de arriba.
La Laguna Grande supone un encuentro de caminos para todas las direcciones insulares, desde la época previa a la configuración de la actual red viaria. Hay senderos que parten desde aquí hacia todos los municipios y numerosos caseríos de la isla. Se encuentra situada a escasa distancia del alto de Garajonay, que supone, aproximadamente, el centro geográfico de la isla, siendo su configuración casi circular, por una parte y tratándose de un punto de gran altitud, por otra, factores ambos favorecedores de la configuración de un gran cruce de caminos. Se encuentra a tiro de piedra, o al canto de un gallo, como dice mi amigo Pancho, aunque eso es otro cantar, de los caseríos de El Cercado, Chipude, Igualero, Las Hayas y Arure.
Legendariamente, este era, asimismo, el punto de reunión de las brujas durante la medianoche para la celebración de los aquelarres, quedando como testimonio de dichas prácticas un conjunto de piedras -los asientos- en el centro del descampado, conformando un círculo, en cuyo seno se bailaba, alrededor del fuego, entre otros ritos.
En la actualidad se ha convertido en un área recreativa, en la que durante mi infancia (años sesenta) se practicaba frecuentemente el fútbol informal, ejercicio que en la actualidad se encuentra proscrito, para favorecer el mantenimiento del césped en su entorno. Existen diversos aparatos para práctica de juegos diversos, fundamentalmente dirigidos al público infantil.
Asimismo, existe un centro de información, un bar restaurante, y unos espacios destinados al entretenimiento gastronómico, incluyendo parrillas y braseros, para ejecución de barbacoas, leña, mesas y butacas al efecto, suministro de agua potable y servicios sanitarios. Es imprescindible solicitar autorización para la ejecución de fuego en este, único, o casi, lugar del parque nacional Garajonay en el que dicha actividad está permitida, en los fogones al efecto, cuando están disponibles, y en cualquier época del año. En determinadas épocas está prohibido, en relación con las condiciones atmosféricas y climatológicas. Fumar es algo que no debe hacerse en lugar alguno del monte y en ninguna época del año.
En esta área recreativa podemos estudiar algunos árboles, arbustos y hierbas frecuentes en el parque y en toda la isla, tales como el sanguino (rhamnus glandulosa), codeso (adenocarpus foliolosus), tajora (sideritis lotsyi), margarita amarilla (argyranthemum broussonetti), gurmán (tolpis proustii), jara (cistus monspeliensis) y cerrajón o angoja (sonchus radicatus tectifolius vs sonchus congestus vs sonchus acaulis).
Desde este centro recreativo continué, por un camino paralelo a la carretera GM-2, hasta el lugar conocido como Contadero, justo en la base del alto de Garajonay y en las proximidades del cruce de Pajaritos.
En el cruce de Pajaritos la carretera GM-2 procedente de la capital insular, San Sebastián de la Gomera, se abre en tres direcciones: hacia Alajeró y el aeropuerto, para encontrarse con la GM-3, alcanzando Playa Santiago primero y la Degollada de Peraza después; o bien hacia Igualero, Chipude, La Dama, El Cercado y Las Hayas; o por último para encontrarse con la GM-1, en el lugar conocido como Apartacaminos, en el cual esta carretera se desdobla hacia Valle Gran Rey (poniente) o Vallehermoso (norte). En esta última dirección, a la altura de la Laguna Grande, nace una carretera secundaria, que une este centro recreativo con el centro de visitantes de Juego de Bolas, precisamente la que utilicé, en parte, para la caminata que estoy relatando en la presente reseña.
Desde Contadero pude bajar hasta Las Mimbreras, en el barranco del Cedro, cruzando posteriormente los caseríos de El Cedro, Los Aceviños, Serpa, La Palmita y vuelta al punto de partida, invirtiendo en el recorrido unas 8 horas, para hacer 27 kms con un ascenso y descenso, sucesivos, de unos 500 metros, aproximadamente, y un recorrido de más de 40.000 pasos.
La bajada desde Contadero a Las Mimbreras tiene una longitud aproximada de unos 4 kilómetros, está muy bien señalizada, no tiene ningún nivel de dificultad, como no sea el notable descenso de unos 450 metros aproximadamente. En la misma hay varios miradores, desde los cuales se puede admirar otra gran área de bosque insular, la que se encuentra justo en el entorno de El Cedro, El Bailadero, El Rejo y Los Roques (área nororiental del parque). Es decir, se trata de una excursión de una hora u hora y pico, factible casi para cualquiera, incluso sin o con escaso entrenamiento previo.
El transcurso por los caseríos señalados a través de una pista de tierra que apenas tiene uso motorizado y que los une a todos por su orientación meridional y mediante un trazado prácticamente horizontal en su totalidad es un excelente ejercicio a lo largo de unos 10 kilómetros, durante los cuales podemos disfrutar de un magnífico bosque y apreciar las variedades más frecuentes de arboleda que nos muestra la laurisilva canaria, encontrando diferencias apreciables en el fondo de las cañadas, generalmente sombreado, fresco y húmedo (laurel, follado, paloblanco, tilo, viñátigo…) con las áreas más abiertas, más soleadas y con menor grado de humedad (fayal-brezal, aceviño, barbuzano, mocán…). En cualquier caso, se trata de una visita de gran valor y aprovechamiento al parque, en un recorrido saludable que nos impregna del conocido shinrin-yoku (baño forestal) proporcionándonos una paz extraordinaria. El tramo final de este recorrido se jalona con el arboreto de Meriga, al cual nos hemos referido en diversos reportajes, por una parte, y con el centro de visitantes del parque, por otra.